Aguas
Desde la flácida humedad entre la arcilla hasta la túrgida gota entre las nubes, las aguas turistas barajan los caminos y regresan como lluvias, como fuentes, a hidratar con su beso lo que tocan. Circulan por los tallos, por los suelos, por los aires van a los puntos cardinales, y por el humus pasean hacia abajo. Aguas como nubes silenciosas y ocupadas, aguas cayendo en picada sobre el polvo, aguas acariciando al suelo que las espera, aguas como hielo y como nieve. Las bebo a manos juntas, si la sed aprieta, y me meto en ellas si viajan como fuentes. Aguas disfrazadas de paisajes acostados avanzan, sin prisa, sobre el suelo quieto. Aguas de arroyo, savia madura, nutren en silencio su cuenca y su vereda, y se inmolan en sorbos para nutrir la vida. Y al final, las aguas, como el ser humano, buscan en los mares su porción de playa para desembocar y bañarse, y subir de nuevo.